La Depresión en los Jóvenes: “Una muerte lenta y silenciosa”
REPORTAJE
“Los pensamientos negativos,
trastornos de sueños, falta de apetito y la tristeza generalizada, impiden el
funcionamiento de la ejecución del día a día, logrando ser detonantes de la depresión mental”.
Santo Domingo. La salud mental y emocional de las personas está cada vez
más en manos de especialistas y el tabú de padecer de trastornos Psicológicos,
pronto será considerado como la característica más evidente de los enajenados mentales.
Y es que a lo largo de los años y de los avances evidentes, hoy en día es más
fácil determinar cuáles factores demuestran anomalías en los patrones de
conducta de las personas.
“Al
menos en el país, son muchos los pacientes que asumen tener depresión y que
acuden frecuentemente a terapias”. Según explica Carmen Bargés, Psicóloga y Terapeuta Familiar y de Parejas, del Centro
de Investigación y Ciencias de la Familia de la Universidad Católica Santo
Domingo (UCSD).
En República Dominicana aproximadamente el 4,7% de la población sufre de depresión, donde un
alto porcentaje corresponde a adolescentes de entre 15 y 18 años de edad, según
estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2017.
Sin embargo, según la Sociedad Dominicana de
Psiquiatría y el Colegio Dominicano de Psicólogos, en los últimos años las
cifras han aumentado, señalando un incremento de un 30% en la prevalencia de
depresión en el país.
La depresión es un
trastorno psíquico, que causa una alteración del estado de ánimo de tipo
depresivo o tristeza, que con frecuencia se ve acompañado de ansiedad, y de
otros trastornos mentales como la inhibición, sensación de vacío y desinterés
general, disminución de la comunicación y del contacto social, alteraciones del
apetito y el sueño, agitación o enlentecimiento psicomotor, sentimientos de
culpa y de incapacidad, ideas de muerte e incluso intentos de suicidio.
En los adolescentes este problema de salud mental provoca
un sin número de comportamientos tales como: la
desobediencia, faltas injustificadas a clase, cólera, fugas injustificadas,
comportamiento auto destructivo, tendencias masoquistas, predisposición a los
accidentes, agresividad, problemas escolares e inestabilidad, entre otras.
Esta situación va
afectando la manera de pensar del joven en cómo se siente y se comporta, y a su
vez, puede provocar problemas emocionales, funcionales y físicos. Aunque la
depresión puede ocurrir en cualquier momento de la vida, los síntomas entre los
adolescentes y los adultos pueden ser diferentes.
“Las terapias
y evaluaciones no son suficientes para evitar la muerte o la salvación
de la depresión, eso va más allá del bienestar mental del ser humano, se debe
tener fuerza de voluntad y atraer la buena vibra de sanar”, aportó el Doctor Mario
Minaya (Psicólogo).
En la República Dominicana se han presentados
diferentes casos con una escala desde un 60% hasta un 95%, donde poco menos de
la mitad son adolescentes y les ha causado hasta la muerte, según la Oficina
Nacional de Estadística (ONE) en el 2018.
“En el país no existen realmente políticas
explicitas de salud mental, los programas que hay giran más en torno a la
aplicación de medicina paliativa o tratamiento de síntomas, pero en términos
preventivos, se hace poco”. Afirmó el Psicólogo Clínico, Luis Castillo.
Los recursos para la salud mental en la República
Dominicana son muy bajos en relación a
las necesidades y demandas que existen, ya que solo se dedica menos de un 1% (
0.38%) de los egresos en atención de salud, por parte de la Secretaria de
Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS).
Las causas de la depresión pueden estar tanto
dentro como fuera de la persona, llegando a afectar distintas áreas del
comportamiento del ser humano. Esta es la razón por la que en la actualidad, la
depresión es una de las patologías más comunes y vistas alrededor del mundo.
Según estimaciones de la OMS, entre 1990 y el 2013,
el número de personas que sufren depresión o ansiedad aumentó en un 50%, lo que
da como resultado cerca de un 10% de la población mundial afectada por los
trastornos de depresión y ansiedad.
Existen casos graves,
donde la medicina y el tratamiento, no ha podido resolver del todo el problema
de la depresión tal y como fue el caso de Alturo Ordeix, un niño con apenas 12 años de
edad que fue diagnosticado con depresión, proviniendo de unos maltratos
familiares que el menor recibía desde que era apenas un bebe de 4 años.
Alturo fue llevado distintas
evaluaciones y terapias médicas para
controlar la depresión emocional que cargaba consigo, pero aun con la atención y
los medicamentos recibidos, luego un tiempo el joven falleció.
Lamentablemente, la depresión muchas veces pasa desapercibida. En la adolescencia surge como consecuencia de la conjunción de una serie de factores distintos. Tiene como característica que los adolescentes que la padecen presentan una actitud de tristeza y melancolía permanentes, con el consiguiente desánimo para continuar con sus actividades cotidianas.
Muchos psicólogos y sociólogos han encontrado que diversas influencias personales y situaciones que contribuyen a la búsqueda de la muerte de manera voluntaria que se conoce como el suicidio, se asocia con la depresión.
Esto se produce a menudo como un escape de circunstancias dolorosas o como un acto de venganza contra otra persona a la que se acusa de ser responsable del sufrimiento que lleva a la toma de tan drástica decisión. Esos sentimientos de desesperación se conocen frecuentemente por las notas o cartas que llega a dejar la persona antes de suicidarse.
El origen de la depresión queda sujeto a las circunstancias peculiares de cada caso individual y del especialista que la diagnostique. Debido a que de por sí, el adolescente está en una fase de desarrollo físico y psicológico muy característico, que afecta su estado de ánimo. En esta etapa la detección de la misma es mucho más complicada.
Los tratamientos a este mal se subdividen en tres grupos dependiendo del momento en que se manifiesta la enfermedad: El tratamiento de la depresión severa, cuando los pacientes son remitidos al hospital hasta la desaparición de los síntomas; el tratamiento de mantenimiento, por un período de tiempo para evitar la reincidencia de los síntomas; y el tratamiento preventivo o profiláctico, cuyo fin es evitar la recurrencia y la recaída.
Es deseable que la intervención o tratamiento sea en grupo y que cuente con la participación de ex pacientes ya tratados con éxito, que actúen como modelo de los nuevos pacientes y ayuden a estos para motivarlos al cambio y aliviar su desesperanza.
Superar esta enfermedad no sólo basta con querer hacerlo, sino que es necesario hacer un esfuerzo para conseguirlo. Se debe pedir ayuda, escuchar las recomendaciones de los profesionales, dejarse ayudar y ayudarse a uno mismo. A su vez, fomentar relaciones con los demás, salirse de uno mismo y poder aprender, escuchar e integrar cosas del mundo exterior y de los demás.
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